jueves, octubre 23, 2008

 

capítulo diecisiete

[basta, pará, le dijo al celular cerrado. andate a la mierda. y lo tiro al río. hizo patito. que fuera un motorola pebble le dio un gusto doble al hecho de tirar al río su vínculo con el pasado. eso sí, no pasaron dos segundos hasta que se arrepintió. tenía muchísimos números necesarios en la agenda. los perdió.]
miró a toda la gente que lo rodeaba. la fiesta estaba buena. y sintió un cosquilleo en la pierna. pero ya nadie lo estaba jodiendo: había recuperado sus erecciones incómodas. sus paradas de pija inoportunas. pero no se dio vuelta. enfrentó a la multitud. caminó entre las chicas con el jean marcándole el bulto. se sentía orgulloso. y un poco exibicionista. y para allá fue. y en el camino volvió a cruzarse con ella. era la cuarta vez en una semana. bueno, digamos que las tres anteriores las había provocado él. sin embargo, esta era real. y, lejos de amilanarse por el bulto, viró a babor con su mascarón de proa al viento y se preparó para darle masa. no sé si ella tenía ganas. pero el estar completamente borracha y tirada en una reposera fue como un permiso tácito para que él la levantara, la arrastrara hasta el auto y, con su consentimiento etílico, la cogiera. sí, te gusta, dame más, comete esta y quiero acabarte en tus tetas. ella: sólo sonrió. y hasta el zarandeo la sacó del sopor alcohólico. pero siguió con la actuación. y se comió todo. al final, los dos estaban contentos. una noche sin mucho más por hacer. así es la vida, a veces, durante los fines de semana en los suburbios.

martes, octubre 14, 2008

 

capítulo dos

[el teléfono vibró de nuevo. no lo respondió esta vez.] 
miró al obelisco. nunca le provocó más que aburrimiento por su estoica inutilidad. nunca le gustaron los monumentos de buenos aires. tal vez el cid campeador. pero más por el recuerdo de una chapita del mundial 82.  y quizás uno que hay en parque lezama. y hasta ahí llegaba su apreciación artística. bajó por cerrito. caminó un par de cuadras hasta llegar a la embajada de brasil. ahora agarró por alvear y ya no tenía ni idea para dónde iba ni qué tenía ganas de hacer. sólo quería dar vueltas. y recordó, entonces, cuando con el auto, y si tenía tiempo, salía al mediodía a dar vueltas por la ciudad. entre sus paseos más interesantes siempre contaba la llegada hasta corea town, con todos los hyundai y a veces algún honda estacionados en las veredas. y los olores. y esos barrios también, de casas bajas y viejas en las puertas. ¿mataderos? tal vez. no importa. ahora estaba en alvear y caminó un buen rato. en una de esas cuadras vio a un mujer que conocía. iba con un cochecito y cara de ganas de conversar. bah, de hablar de lo buena que es la vida vista desde atrás de un cochecito, de la seguridad que representa un crío en el contrato marital. sí, prejuzgaba, como siempre. pero rara vez se equivocaba. y la vio con cara de hablar. hasta, creo, lo reconoció desde la distancia. pero supo esquivar, el devenir de la charla sin sentido. cruzó nuevamente de vereda y siguió caminando. callao estaba a la vista y ni bien llegó enfiló para el bajo. el parque thays. y, nuevamente, esos monumentos o estatuas sin nada para decir. pero igual caminó entre algunos canteros. e hizo un recorrido mental desde la entrada del italpark hasta el matterhorn, el juego que más le gustaba, junto con el corkscrew y la montaña rusa vieja. tres preferidos. siempre odió el barco, aunque las idas en grupos adolescentes permitían eventuales contactos sin querer con el sexo opuesto en esa rueda que giraba. y se paró en seco. tomó aire. y se sentó en el pasto. no era nostálgico, pero justo, el shuffle del ipod tiró un tema ochentoso en versión reggae. por suerte, pensó para sí mismo, le hizo acordar más adam sandler que a las fiestas de 15. y eso está bueno, pensó. al pasado mejor tenerlo lejos. sólo es bueno cuando regresa con pinceladas de calenturas. digo, cuando recordás qué minas te cogiste, a quién le tocaste la concha y le chupaste las tetas. y con algo de vergüenza también. es proverbial su capacidad de meter la pata en situaciones ridículas y quedar como el reverendo culo. un llanto en un restaurante, quizás. una bajada de lienzos cuando la situación no da. esas cosas. vergüenza. mal momento. y cambió la música. colin hay, también ochentoso pero con un toque de scrubs. y entonces escuchamos, todos, my my my, it's a beautiful world/ i like swimming in the sea/ i like to go out beyond the white breakers/ where a man can still be free,/ or a woman if you are one/ i like swimming in the sea... a él le gusta particularmente la parte de all around is anger, automatic guns/ death in large numbers, no respect for woman, or our little ones/ i tried talking to jesus, but he just put me on hold/ said he'd been swamped by calls this week/ and he could not shake his cold... [la canción sigue, pero tampoco la vamos a poner entera acá. me gustaría, pero no queda bien] a él le gustaba, digo, esa parte, por la irreverencia del llamado telefónico. le gusta esa familiaridad y esas ganas de echarle en cara que no está cuando verdaderamente se lo necesita. piensa que siempre pasa así y que, en el fondo, nadie sabe para qué está en realidad. digo, jesús. ¿a alguien le funcionó tener fe en él?, se pregunta. o sea, creer en jesús, dios, etc, es fácil, es lógico, nos viene por añadidura según la cuna. fui criado católico, se dice mientras prende otro cigarrillo y ya en camino a un bar por una cerveza, y creer en dios me sale fácil, sin problemas. miro al cielo y pienso en dios. veo los cambios de estaciones, pienso en dios. pero cuando really really really [gracias, zoolander] pienso en dios, dios no está. jesús menos. y la virgen tampoco. that´s life, le dicen. y se lo completan con el clásico, insportable e infantil, será parte de un plan. las pelotas, piensa él y al decirlo la frenada de un auto lo saca del encimismamiento místico y se da cuenta de que cruzó libertador con colorado. y que estuvo a punto de morir. y mira al cielo y se ríe y le dice en voz alta, ¿me querés probar algo, cabezón? y automáticamente sigue como si nada, sabiendo que, en el fondo, dios, jesús y lo que sea nada tuvo que ver con la frenada. sino que la morocha que manejaba, cuarenta y dos años, tres hijos y ganas de que le den por el culo [se lo imaginó, of course] justó miró para el frente y lo vio de pedo. eso es suerte. no se llama jesús. seamos irreverentes, como colin. sigamos siendo así. para entonces, el día ya estaba perdido. la caminata barrionorteña lo conducía nada más que a perder el tiempo y la cerveza en un bar bacán de recoleta lo convenció de que hoy, tampoco, iba a ir a trabajar. no está mala la vida del laburante cuando, en el fondo, decide cuándo quiere trabajar. ya pensará en una forma de explicar la situación. aunque lo más probable les conteste con la verdad: no pude venir a trabajar. porque no pude, me fue imposible, tenía cosas que hacer. y sí, traeme una cerveza, un chop frío con papas fritas y maní. ¿tenés el diario, una revista? gracias...

jueves, octubre 09, 2008

 

dr. strangelove or: how i learned to stop worrying and love the bomb...

...fue cuando la miré. tenía que pasar. y pasó. pero no estoy en un mes fácil. mejor no preocuparse. y aprender [d]el resto. es así. y dentro de un rato voy a cambiar de opinión porque, te dije, es así. último vuelo a parís, me avisan desde los altoparlantes. salgo. parto. embarco. y vuelvo en seguida. sobrevuelo europa y aterrizo en myanmar. y, ahora que pienso, qué bien me vendría un pisco sour de palta. brindo por mí.


 

voy a postear una foto...


...porque tengo ganas.

 

cr

hay muchas cosas que cambiaría, pero no todas tienen control remoto.

miércoles, octubre 08, 2008

 

capítulo uno

[nunca se pudo desprender del teléfono, por lo que tuvo que responderle, aunque no quería. sabía lo que le iba a pedir; lo mismo había pasado la noche anterior. y la semana anterior. toda su historia se remitía a insistencias parecidas y hasta iguales. bufó y atendió.]
sus pasos gambetearon la baldoza rota. con el teléfono aún la mano, con la oreja sangrando todavía, miró al cielo y vio que había sol. no se había dado cuenta, caminaba por la cuadra de la sombra. cruzó santa fe en dirección al bajo a la altura de san nicolás. esquivó a un mendigo descalzo y al pasar por la puerta de esa vieja amiga se preguntó sobre su vida [se sorprendió, por otra parte, de no adosarle ningún componente sexual al recuerdo]. guardó el teléfono y se apuró en cruzar talcahuano. quizás llegaría a tiempo. o mejor no. pensó en todo lo que tenía que hacer antes de eso. son muchas cosas, muchas. y como un boludo me tengo que hacer cargo. no por valiente, por boludo. porque tengo ganas. porque me tiene ocupado. y al decirse esto, tanteó, mecánicamente, si el teléfono en el bolsillo vibraba. acto reflejo. alguien, en alguna parte, te está observando. pero cambió de tema, se prendió un cigarrillo y buscó a alguna persona con pinta de tomarse en serio el aspecto sano de la vida para tirarle humo cuando pasara. la elegida fue una treintañera de calzas, zapatillas nike al tono e ipod en las orejas que hizo una mueca. disfrutar de esas pequeñas maldades era su morbo. aunque se castigó, mentalmente, por haber elegido una víctima obvia. la destreza en esparcir partículas de cáncer en la jeta a alguien debía ser aplicado a esa clase de personas que no evidencian su grado de fanatismo por correr en cuanta media maratón estúpida se organiza en la ciudad. para entonces, ya había llegado a la 9 de julio. y en el semáforo se paró. miró hacia el lado del río. ¿qué voy a hacer ahora?

 

ain`t that a kick in the balls?

y una vez una persona me dijo que poner la mona lisa en una lata de dulce de batata era banalizar la alta cultura o tal vez masificar la alta cultura. o lo que quieras. y pienso en eso cuando miro tinelli, aunque mi elección para la noche era otra, como superestructuras por natgeo, por ejemplo. pero voy a ver cuánto dura mi paciencia y ésta no soporta entonces cuando un par de pájaros se mueven al compás de fly me to the moon o, sacrilegio, ain´t that a kick in the head. y entonces me levanto y me voy. yo tiro la toalla en esto. yo digo basta. que sinatra está bastardeado es algo normal, común, que ni él se puede llegar a ofender ni a mí me ofende. pero que se metan con dean martin ya me calienta. porque, bueno, nadie negará jamás las virtudes del dulce de batata, que acompañado con dulce de leche puede ser lo mejor que te pasó en la vida. en cambio, bueno, creo que tinelli ya hizo méritos suficientes como para que prescindamos de él.

 

con serif

un simple cambio de tipografía puede presagiar tragedia. a eso hemos llegado. tan cerca, tan lejos. chocolate para hoy, sorete para mañana. y vamos y vamos y vamos y vamos y vamos. la rueda sigue y no piensa parar. el día que pare nos va a agarrar desparramados. enfrentados a ambos lados de una soga que de tan tensa se está rompiendo. y tras su cortadura, despedidos hacia las antípodas. y cuando te quieras acordar de cómo era su cara ya te olvidaste porque estás en el no tiempo, en el no lugar, en un departamento distinto, en un barrio sin caracoles ni floreros en las ventanas, en un prócer distinto, en un santo con rastrillo o lo que lo que te venga en ganas.

martes, octubre 07, 2008

 

para conocernos un poco mejor

resulta que tenía 22 años. diciembre del 95. y teníamos ganas de hacer algo distinto. qué sé yo, recorrer américa. y necesitábamos plata. unos ya habían ahorrado. yo, por supuesto, no. imposible que en ese entonces lograra juntar más de lo que mi sueldo y mis changas como nieto me permitían. pero tenía un mes y pico de vacaciones. mi último mes y pico de vacaciones si mal no recuerdo. increíble mes y días de vacaciones. entonces tenía que juntar plata. y para eso, tuve que sudar sangre. o, más bien, exprimirme las venas en pos de la ciencia. entonces, una persona que conoce a una persona me conecta con roemmers y me proponen para un experimento. bueno, un test, pero la cuestión es que fui un cobayo. y durante dos fines de semana me internaba el viernes y salía el domingo en una clínica de belgrano. llegaba, me ponia cómodo, me tiraba en una cama y me clavaban una aguja. antes, me daban una pastilla [nunca supe si era un placebo o un remedio posta.] y la dinámica era así: a cada hora, una enfermera venía, me tomaba la presión, me medía el pulso, me sacaba una jeringa de sangre y me tiraba la goma. bueno, esto último no. obviamente, como no me iban a estar pinchando durante doce horas seguidas, me clavaban una aguja y me la dejaban puesta por eso tiempo. o sea, durante dos fines de semana viví enchufado, viendo tele y todo por mis benditos us$ 600. bueno, al menos es una forma honesta de ganarme la vida. y así fue como hernanii y ñ lograron que los acompañara, subido a un fiat 147 spazio, hasta cusco, perú, todo por el norte argentino, bolivia y de regreso por chile, directo a pinamar [eso sí que es terminar un viaje con estilo]. eso sí: está bueno pensar que uno, de alguna forma, aportó para que una multinacional consiguiera la aprobación para un remedio carísimo que en las farmacias se consigue con gran descuento para las obras sociales y que, en el fondo, pagamos todos igual porque seguramente está subvencionado.

lunes, octubre 06, 2008

 

hay algo afuera

siento que no hay ganas de calentarse por nada. porque yo cambio de parecer a cada instante. y porque lo que ocurre puertas afuera no nos afecta [directamente]. ya no sé si hablo de mi vida personal o de la situación mundial. creo que de esto último porque, a veces, no hay nada mejor que tirar la pelota afuera o, por lo menos, hacer un cambio de frente y que el juego transcurra en otro sector de la cancha. y entonces le vemos la cara a sierra, por esos nefastos videos de clarin.com. y pensamos en boludeces. suponemos que el tipo no está para frivolidades pero, en serio, un amigo le tendría que decir que se consiga una cámara mejor para sus videos, una que no le haga parecer tan cerca de la pantalla, tan redondo y tan nabo. o quizás esa es su cara. la mía no es mejor, aclaro. y el tipo estuvo en bagdad [?]. yo, por mi parte, prefiero escaparme a jalapao. a hacer un safari: viajar en overlander [nombre cool si los hay para denominar a un camión], bajar los ríos haciendo rafting, surfear en dunas y, en definitiva, hacer cosas que aumentn las ganas de tomar más de una caipirinha al caer la tarde. bueno, al menos es lo que rescato de la nota que escribió leonardo torresi y que ilustró sebastián alonso [no encuentro links en internet] sobre, precisamente, jalapao. ah, que viva viva.

 

cuesta entusiasmarse

francisco y rosario están durmiendo. maría, tomándose un descanso. yo, boludeando. así es la vida a veces en el tupper del décimo piso de la calle ugarte. no sabemos por cuánto tiempo más, porque nadie tiene la respuesta. esa manía que tenemos: tratar siempre de conocer el futuro. ¿y mañana? mañana es mañana y no podemos cambiarlo. siempre hay un mañana por el que tenemos que preocuparnos. y a mí eso me cansa. mirate el ombligo. stop and smell the roses de una buena vez. es una buena idea. en menos de un mes voy a cumplir 35 años. eso tiene que significar algo, ¿no? te lo contesto cuando pase. como te dije, eso forma parte de un futuro que no quiero presagiar.

sábado, octubre 04, 2008

 

carlos forlano

Carlos Forlano tiene 57 años y es la cara visible de Prever Cred, una cooperativa de crédito para personas de la tercera edad que nació con el nuevo siglo y que hoy está presente en todo el país, a través de una extensa red de comercios.

Prever Cred cuenta con 3000 negocios en los que se puede obtener una financiación acorde a los ingresos de cada persona. Entre los clientes de Prever Cred, se ubican grandes empresas de ritail, como Garbarino, Casa Márquez, las motos Zanella y muchos más. Carlos Forlano ha comandado su expansión a lo largo de todo el territorio nacional hasta llegar a casi 150 empleados que trabajan en la sede de Prever Cred en la Ciudad de Buenos Aires, como así también con oficinas propias en San Juan, Mendoza, Tucumán, Moreno, San Nicolás y muchas más. Además de representantes propios en determinados puntos de venta, como en locales de Garbarino.

Su trabajo es ofrecerle a los jubilados créditos para que puedan adquirir bienes de consumo (electrodomésticos, ropa, muebes y hasta motos) como así también prestaciones médicas (prótesis, odontología, etcétera).

Prever Cred es líder en su rubro, con más de 130.000 personas habiendo buscado sus servicios. Para solventar esta demanda, la empresa que comanda Carlos Forlano opera con diez bancos, además de contar con capital propio para respaldar sus transacciones.

Las transacciones que realiza Prever Cred tienen un lema: son préstamos para el jubilado y su familia. Carlos Forlano ha llegado a esta conclusión debido al constante análisis que realiza sobre el mercado y que han posibilitado a Prever Cred establecerse como referente en el segmento.

Su secreto: entender los hábitos de consumo de los jubilados. Carlos Forlano lo explica mejor: “hoy un jubilado puede serlo a partir de los 55 años. Y eso, en un mundo como el actual, es ser joven todavía. Sin embargo, dado el bajísimo nivel de bancarización de nuestra sociedad, muchas veces estas personas están imposibilitadas de obtener un crédito. Nosotros, desde Prever Cred, nos dedicamos a este segmento porque todos los grupos familiares cuentan hoy con un jubilado entre sus miembros. Si no es el padre o el abuelo, es un tío o pariente cercano. Con la posibilidad de prestar dinero a estas personas por parte de Prever Cred, los jubilados son muchas veces los únicos capaces de acceder a un crédito para bienes de consumo con mínimos requisitos: recibo de sueldo (jubilación) y sus documentos”.

De esta forma, según Carlos Forlano, “los jubilados muchas veces son las personas que alientan el recambio o la renovación de varios hogares, adquiriendo electrodomésticos tanto para sus casas como las de sus familiares. Y en la Argentina de hoy, en la que el consumo de este tipo de bienes se ha revitalizado en los últimos años, Prever Cred brinda la oportunidad de alcanzar estas metas. Así, los jubilados pueden comprar tanto par ellos como para hijos y nietos y otros parientes bienes como televisores, computadoras, equipos de música o telefonía”.

Con el constante análisis de la situación del segmento, Carlos Forlano ha dado en la tecla nuevamente al adquirir clientes como Zanella y Maverick, fabricantes y comercializadorres de ciclomotorres. Las motos hoy cuestan casi como un electrodoméstico premium y en el interior, sobre todo, son bienes muy utilizados por todo el grupo familiar. “Gracias a Prever Cred muchas veces son los jubilados quien puede brindárselos a sus familiares”, comenta Carlos Forlano.

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jueves, octubre 02, 2008

 

llegaste tarde:

[... ] y entonces él le preguntó: ¿nunca comiste comida de astronauta? y ensiga la manoteó del bolsó y se la dió... jajajajajajajajaja... [*]
[*] ésta y muchas historias más en "calixto remasters: gira latinoamericana 96". reservá tu número.

miércoles, octubre 01, 2008

 

we were young...

alguien, algún día, tendría que contar la e! true hollywood story del auge y caída de la tripa, la mejor banda grunge de la buenos aires de los 90, la más auténtica. la más privada. sólo resta que alguno de sus integrantes se decida. y después, entonces, vamos a contar esa gira mágica y misteriosa a la ciudad de las diagonales, ese viaje por una autopista a medias, el encuentro con "le pertenezco" y una llegada a ningún lugar, siempre fueldeado por un barril [literal] de cerveza. nada que ver con ese día, ni con lo que estoy diciendo, pero, "we are young, we run green/keep our teeth nice and clean/see our friends, see the sights/feel alright [...] got some cash, bought some wheels/took it out 'cross the fields/lost control, hit a wall/but we're alright".

 

smile & say chivas!

hay una foto en la que estoy contento. en la que sonrío. en la que miro al fotógrafo y él capta mi estado en la mente. y hay otra en la que no. en la que no quiero sonreír. en la que no quiero escuchar lo que pasa alrededor. sin embargo, esta última es la que me gusta más. porque me hizo reír. porque alguien la vio y creyó entender que yo estaba mandando un manifiesto al mundo. creyó ver más allá que una cara sin sonrisa. pero es una cara. y punto. a hernanii le gustó. y otros también la elogiaron. pero alguien buscó una justificación. un gesto ante la realidad. te equivocaste. y entonces esa cara sin sonrisa es la que me divierte más, la que me causa más placer al verla. y encima me la saqué yo. entonces pienso en otra cosa. en otras fotos. en esas que se sacan con la cámara que tiene smile shutter o algo así. esa que sólo graba pixeles si sonreís. y pienso, cual filósofo de bar palermogólico, que en el fondo no es más que una avanzada del capitalismo alienante para crear una sociedad que sólo pueda ser captada a través de la falsa felicidad. y que para el futuro todo lo que quede a partir de ahora son fotos de gente falsamente alegre. sé que nadie va a creer que todos eran felices. por eso me quejo. por la lástima que nos van a tener en el futuro, si es que lo hay [sí, lo metí, al pesimismo digo, tomá] porque van a pensar que nos obligaban a ser felices o, lo que es peor, que nos creíamos que éramos felices porque en sólo se sacan fotos de gente sonriendo. te aseguro, entonces, que me gusta más la foto en la que no sonrío. [¿será, en el fondo, porque no se me nota la pelada?]

 

lunes al sol

los lunes siempre hablamos con una persona. que se siente y nos escucha y nos comenta su parecer. casi siempre me cae bien lo que dice. me suena a que tan mal no estoy. el no tan famoso no soy yo, sos vos. otras, insiste en que soy neurótico. y otras cosas, por supuesto. y el sí remanido no sos vos, soy yo. ahí están las consecuencias. y en el medio, entre lunes y lunes, navegamos. flotamos. patinamos. peleamos. cogemos. de todo un poco y según la estación. de eso se trata vivir, creo. de seguir adelante. de reacomodar piezas. no es fácil. no es fácil estar en esta situación. no es fácil pensar que fracasaste. o que estás siempre al borde de fracasar. mido el fracaso. porque hay miedo al fracaso. y al día después. y al día anterior al día después. o sea al presente. al pasado del futuro. al día de hoy. estamos de remate y hay cosas al costo que cuestan. por suerte no soy ari palucho y no escribo libros de autoayuda. de vez en cuando, y cada vez más esporádico, me descargo acá. otras allá, en el tupper del décimo piso de la calle ugarte. parece que siempre grafico la vida en forma de camino. porque me gusta kerouac. porque me gusta la ruta en su acepción fierrera. porque lo veo como algo lineal, sin retornos. porque el camino tiene esa certeza de que en algún momento vas a parar. a descansar. y vas a volver a parar. vas a terminarlo. vas a llegar a destino. sólo tenés que decidir si vas recto, si doblás para un lado o el otro (no entran aquí las derechas e izquierdas, no me corran). pero para hacer todo este recorrido a veces necesitás una amnistía. necesitás decir: che, no quiero más multas y, más importante aún, no quiero que me cobres las atrasadas. ya está, unite al club de deudores; sabé que te reconozco la deuda. pero es algo que será imposible de pagar, muchas veces a causa de los propios intereses, que son usureros, sabelo. entonces, nunca más multas. dejame ir a los pedos si quiero. dejame parar si me parece. dejame que te invite a subirte al auto. tal vez elijas la música.

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