domingo, diciembre 03, 2006

 

el delirio ataca de nuevo


oportunista, ésa es la mejor manera de definir a julio torcello, nuestro arquitecto y vendedor de humo(r) favorito. ahora el muchacho ve que el negocio no es más construir la torre más alta del mundo (?), o hacer una autopista por abajo de los diques (!), como tanto le gusta a rollo(!?). no, el tipo olfateó que en gualeguaychú está pasando algo y, como siempre, tiró su solución: tres maceteros gigantes para tapar la chimenea de botnia. hay que reconocer que el hombre tiene tiempo libre, pero, sobre todo, ganas de figurar. ¿para cuándo un programa con torcello como conductor?

Comments:
korekara nihongo de hanashimasho!

www.todopordecir.com.ar
 
por qué no?
si Lola puede tener su libro, por qué Torcello no puede diseñar sus maceteros?
ya sabemos, el ridículo es gratis.
saludos
 
te paso otra del influyente arquitecto. publicada en Clarin de Bs As. y reproducida por El País de Montevideo, creo que el tema ya está arreglado y debieramos iniciar una campaña para nombrar al bien idolatrado Julito como poeta mayor del rio..
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EL CONFLICTO CON URUGUAY : EL PROYECTO DE LEVANTAR UNA ISLA PARA QUE NO SE VEA LA CHIMENEA DE FRAY BENTOS

El "parque temático" de Botnia, una idea insólita en el medio del río


La iniciativa, de un arquitecto, puede ser clave en la mediación del rey de España.
PAISAJE. La playa del balneario Ñandubaysal, en Gualeguaychú, sobre el Río Uruguay. En la otra orilla, la planta de Botnia, en Fray Bentos, Uruguay. (Pablo Bianchi)
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Natasha Niebieskikwiat
natashan@clarin.com



El proyecto y la inversión podrían materializarse en su formato de máxima o de mínima, pero hasta tiene autor y nombre: la Botnia farm, algo así como la "Granja de Botnia" y es una de las ideas que con fuerza barajan en Montevideo, Buenos Aires y Madrid para darle alguna salida a la crisis por las pasteras.

Un parque temático de forestación, con caídas de agua, una marina, peatonales y entradas para automóviles. Una gran obra de ingeniería forestal, cuyos autores intelectuales adorarían que se remonte al Parque Güell, de Barcelona. Sería éste un implante sofisticado de tierra y vegetación dentro de las aguas del río Uruguay para no sólo ocultar ante los ojos gualeguaychenses la pastera de la finlandesa Botnia, incluyendo a su temida chimenea.

Hasta el presidente Néstor Kirchner, sin los micrófonos encendidos, ha opinado positivamente del proyecto que requeriría de un acuerdo con el presidente Tabaré Vázquez. El mismo entusiasma a Botnia. Y según pudo saber Clarín comenzó a tomar bríos a principios de diciembre con la llegada aquí del enviado del rey de España para activar el diálogo uruguayo argentino.

A fines de noviembre, el arquitecto Julio Torcello, presidente del influyente Torcello Group Designers & Developers le envió una carta al rey Juan Carlos. En la nota, comentó a este diario el arquitecto, le propuso al monarca —ya en plena mediación— colaborar en el conflicto con una propuesta que promoviera "un dramático cambio paisajístico".

Proponía generar frente a la planta de Botnia "una atracción turístico-paisajística de gran escala mediante la aplicación de técnicas de trasplante de añejas especies arbóreas traídas de diversos lugares del planeta" para conformar un parque temático de "reconocimiento mundial". Torcello, cuyo grupo se ha concentrado inicialmente en proyectos de inversión en obras públicas de infraestructura en base a inversión privada, está seguro de que ante el contexto imperante (la condición uruguaya de no dialogar en tanto sigan los cortes de ruta y la persistencia de éstos; el rechazo argentino a la planta de Botnia y el continuo avance de las obras de la planta) Yáñez desefundó su idea como una de las alternativas prioritarias para descomprimir la tensión.

De hecho, el plan de hacer una barrera verde entre Fray Bentos y Gualeguaychú apareció a principios de diciembre cuando el también embajador de España ante las Naciones Unidas hacía su segundo viaje de mediación al Río de la Plata. Entonces, también surgió la propuesta de hacer un sistema de desagüe de la planta de Botnia lejos de la zona de conflicto pero que requeriría otro acuerdo conjunto en torno al Río de la Plata.

Ya en contacto directo con los directivos de Botnia, Torcello escribió un artículo en el último número de la revista Debate. Allí expuso que la barrera verde funcionará no sólo como "contenedora de visuales" (transformado "lo feo por lindo", graficó a Clarín) sino también como "productora del efecto de dispersión de contaminantes del aire".

Explicitó además su materialización a través de filas de grandes canteros rellenos con tierra del limo acuífero. Y dijo que hasta se podría contar en el mercado con empresas duchas en el transplante de especies exóticas de gran escala del sudeste asiático, del norte africano y otros.

¿Costos? Torcello, reacio ha hablar de valores ahora, dijo tal vez en broma, que el proyecto del Río Uruguay "puede costar US$ 10 millones o US$ 100 millones". Pero puntualizó que "lo importante" es que se trata de una alternativa que puede calificar en el mercado internacional, a través de la emisión de títulos o de bonos verdes (que obtienen como premio las empresas que contaminan poco o no contaminan) y de la que podrían participar bancos u organismos internacionales, como el BID y el Banco Mundial.
 
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