jueves, febrero 07, 2008
risas
había un carnaval en oruro. pero no lo vimos. tampoco supimos qué pasó con el camión que llevaba el auto. y nos pasamos dos días en un retén oteando el horizonte entre rayos que caían y hacían estallar un tranformador y humo de un pésimo porro chileno. no se podía comer en los restoranes de ahí [y no pienso escribir el plural de restaurante]. y había que tomar agua mineral. también se podía pasear por el mercado y comprarse sombreros feos. y de ahí a seguir con el viaje. pero lo que más me impresionó fue un muchacho, un adolescente, que miraba brigada cola y se reía cuando el perro hablaba. y mirá, conminaba entre carcajadas, el perro está hablando. y ahí comprendí que muchas veces la cultura popular toca fibras interiores de las que carezco. ¿buen gusto de parte mía? no me arriesgaría a tanto. simplemente, la gracia no es un don del que me enorgullezco. porque en general me río de boludeces. pero no comparto las risas televisivas boludas. supongo, de nuevo, que es cosa mía. otro día sigo con ese viaje.