viernes, noviembre 24, 2006
andrés
nunca me gustó mucho calamaro. hablo de andrés, no de javier, aquél hermano que, con omar mollo, cumple el refrán de *serás lo que debas ser o serás tanguero, que con eso se curra y bien*. nunca pude entrar en la movida de andrés. nunca me conmovió. pero conozco a gente que sí, que se emocionan cuando lo escuchan cantar y que coleccionan con afán de filatelista consumado cada track del carduménico el salmón. sí, tarareo alguna que otra de sus canciones. me gustan varias cosas que hizo con los rodríguez y después. pero, suponete, la noticia de que da un recital, no me mueve un pelo. el distanciamiento hacia su obra -y su persona- se acentuó cuando todos los cronistas vernáculos lo tenían a mano a andrés en deep camboya -siempre hay que resltar *la etapa deep camboya*-. los tipos iban a ahí tanto para curiosear en la miseria de un rock star como para intentar hacerse amigo de un hombre cuyo único norte sostenía sus anteojos oscuros. y entonces aparecían esas historias de periodistas-que-son-en-verdad-escritores-pero-nadie-lo-puede-reconocer-por-más-que-sea-más-que-evidente (vendrían a ser como los mozos
que son actores), y cada nota aparecida era una alegoría del capitán willard viajando en un lanchón al encuentro inexorablemente apocalíptico con el coronel kurtz. y sí, además, qué simpático que quedaba el nombre deep camboya... y entonces aparecían esas cantatas al reviente, ése déjenlo ser como le gusta que está bien. pero, vox dei dixit, todo concluye al fin. y ahora andrés te anda tira in your face su felicidad. a fito páez, por mucho menos, lo crucificaron. a andrés, todo bien. y el hombre aparece hablando/murmurando como un dylan vernáculo (la tapa de el cantante fue la apoteosis de su mimetismo tercermundista) que es mucho más feliz desde que conoció a su novia y que ahora va a ser papá y esas cosas. mientras tanto, vivió de royalties con todos los homenajes que se le hacen. y ahora sacó el palacio de las flores. que está siendo recibido con loas desmesuradas -a mi entender- por la crítica especializada. calamaro, en el disco, es evidente, no canta bien. ya no le da la voz. pero eso puede pasar. al fin y al cabo, no será la primera estrella sin poder cantar. lo que me jode un poco es el estilo de todo el disco, una suerte de aggiornamiento hacia un costado más crooner latino, con baladitas (no es estrictamente el término, pero no importa) en las que te espeta, de nuevo, lo feliz que es y te tira máximas. ojo, varias de las canciones no están mal, en cuanto a las letras. la música, es otra cosa. al lado suyo está lito nebbia. y los pianos característicos del ex gato se cuelan por todos lados. y su voz también. y no está muy copado. pero bueno, artísticamente hablando, el disco es normal. típico vehículo para alguien que está flojo de ideas nuevas. aunque yo me esperaba muchos más rockitos, con esos punchs calamarescos que son la sal de su discografía. pero todo no se puede en la vida. sin embargo, la cosa se pone espesa cuando leo las críticas y notas ad hoc, donde ahora los cronistas-quiero-ser-tu-amigo alaban su regreso del lado oscuro, su abrazo a la felicidad entendida en el cuerpo de una mujer y no en una línea de cal. moralistas que actúan con marcada tendencia paternalista y que celebran que el hombre se haya dejado convencer por novias/colegas o lo que sea para que se haga una limpieza de estómago y espíritu. *andrés está mucho mejor*, dicen, *está limpio* y esas cosas que analizan con ojos de un progenitor putativo. *y por suerte sus amigos lo ayudan*, continúan, como si fuera un infradotado. y entonces todo lo que rodea al palacio de las flores huele a eso, a flores tiradas hacia una de las pocas rock stars que nos quedan.
que son actores), y cada nota aparecida era una alegoría del capitán willard viajando en un lanchón al encuentro inexorablemente apocalíptico con el coronel kurtz. y sí, además, qué simpático que quedaba el nombre deep camboya... y entonces aparecían esas cantatas al reviente, ése déjenlo ser como le gusta que está bien. pero, vox dei dixit, todo concluye al fin. y ahora andrés te anda tira in your face su felicidad. a fito páez, por mucho menos, lo crucificaron. a andrés, todo bien. y el hombre aparece hablando/murmurando como un dylan vernáculo (la tapa de el cantante fue la apoteosis de su mimetismo tercermundista) que es mucho más feliz desde que conoció a su novia y que ahora va a ser papá y esas cosas. mientras tanto, vivió de royalties con todos los homenajes que se le hacen. y ahora sacó el palacio de las flores. que está siendo recibido con loas desmesuradas -a mi entender- por la crítica especializada. calamaro, en el disco, es evidente, no canta bien. ya no le da la voz. pero eso puede pasar. al fin y al cabo, no será la primera estrella sin poder cantar. lo que me jode un poco es el estilo de todo el disco, una suerte de aggiornamiento hacia un costado más crooner latino, con baladitas (no es estrictamente el término, pero no importa) en las que te espeta, de nuevo, lo feliz que es y te tira máximas. ojo, varias de las canciones no están mal, en cuanto a las letras. la música, es otra cosa. al lado suyo está lito nebbia. y los pianos característicos del ex gato se cuelan por todos lados. y su voz también. y no está muy copado. pero bueno, artísticamente hablando, el disco es normal. típico vehículo para alguien que está flojo de ideas nuevas. aunque yo me esperaba muchos más rockitos, con esos punchs calamarescos que son la sal de su discografía. pero todo no se puede en la vida. sin embargo, la cosa se pone espesa cuando leo las críticas y notas ad hoc, donde ahora los cronistas-quiero-ser-tu-amigo alaban su regreso del lado oscuro, su abrazo a la felicidad entendida en el cuerpo de una mujer y no en una línea de cal. moralistas que actúan con marcada tendencia paternalista y que celebran que el hombre se haya dejado convencer por novias/colegas o lo que sea para que se haga una limpieza de estómago y espíritu. *andrés está mucho mejor*, dicen, *está limpio* y esas cosas que analizan con ojos de un progenitor putativo. *y por suerte sus amigos lo ayudan*, continúan, como si fuera un infradotado. y entonces todo lo que rodea al palacio de las flores huele a eso, a flores tiradas hacia una de las pocas rock stars que nos quedan.