miércoles, mayo 17, 2006
la batalla del hoyts
la mañana no era igual a la de cualquier otra. el tanir de las campanas tapaba la febril exitación de un grupo de valerosos muchachos que con su canto gregoriano acompañaban la tarea de pulir crucifijos y medallas, látigos de siete puntas y cilicios. en la otra punta de la ciudad, otro grupo igual de decidido invertía cruces, dibujaba estrellas patas para arriba en sus rostros al tiempo que terminaban de mirar los evangelios de judas por natgeo y de memorizar las partes más polémicas de una novela de dan brown. sin quererlo, veinte personas de cada bando, los elegidos, partieron raudos y al mismo tiempo al hoyts abasto. los métodos de la guerrilla libanesa le permitieron a los veinte enviados de dios mezclarse entre los críticos. utilizando técnicas foquistas, los apóstatas también lograron hacerse pasar por simples campesinos. burlados los estrictos controles de la distribuidora, y luego de zamparse varias medialunas, churros y palmeritas, ambas facciones ingresaron en la sala para ver el código da vinci. la tensión hacía más espeso el aire. ¿o era el olor a ajo de un crítico que parece ponerle antidrácula a todo lo que come? ¿o era el olor a mierda de otra que nunca se ha bañado? cuestión es que de un lado se ubicaron los santos y del otro los pecadores. ni bien comenzada la película, un valiente dejó escapar el grito de viva cristo rey, tan bien azuzado en las gloriosas jornadas de repudio a león ferrari en el recoleta. ah, qué cuentos había sacado de aquella hazaña, se vanagloriaba uno. del otro lado, como réplica, sólo se escuchó hacete coger. a medida que la película seguía su curso, los cruces verbales iban in crescendo. hasta que uno de los protagonistas tiró la frase matadora: che, parece que jesús se curtió a maría magdalena y que tuvo no uno, sino varios hijos, y que ella es el santo grial y que jesús quiere que andemos cogiendo por ahí. para qué. inmediatamente, entonando el himno a sanjosemaría, los católicos arremetieron contra el comando blasfemo con todo lo que tenían a mano, incluyendo pochoclo. estos, al ser agredidos no se quedaron quietos y respondieron con furia. saltaron entre butacas, pisando a los tibios críticos sin posición tomada, y se trenzaron en un mano a mano que más de uno llegó a disfrutar, enchastrando a alguien en el proceso. la película, mientras tanto, seguía. es que la pelea había sacado del sopor a todo el mundo. de pronto, un numerario sin ojos y con las bolas de un ateo colgándole entre los dientes, le preguntó a su jefe si podía intercambiarlas por indulgencias plenarias. mientras, un compañero suyo yacía inherte con una gran pala en el culo (y una mueca de felicidad) incrustada por un enemigo con la cara de marilin manson en la remera. el líder católico no participaba de la pelea. entre las sombras, movía los hilos de sus subordinados, sin sacar los ojos de una pocahontas sentada en la platea. a su lado, riéndose por el espectáculo dantesco, el camarada infiel rezaba para que todo terminara rápido ya que debía buscar a sus hijos en la parroquia. un par de fiambres más adornaron la sala y la sangre llegó hasta la pantalla. a los críticos se nos convenció de no abrir la boca mediante la coima habitual en estos casos: un llavero del código da vinci y un vale por un café en mcdonald´s. es por eso que manaña, cuando se lean los comentarios y críticas a esta película del orto de ron howard, nadie se enterará de lo que realmente pasó en la batalla del hoyts abasto. sólo yo me animé a contar la verdad.