calixto

miami, 2037. sorry, che, me fui de mambo, explicaba ayer el subcomandante marcos, a.k.a. delegado zero, desde su bucólico retiro en fort lauderdale, rodeado de condominios para gente de la tercera edad y a punto de tomar una de las varias pastillas diarias y con los pies puestos en una palangana. sí, recuerdo aquella gira mágica y misteriosa de 2006, prosiguió mientras recargaba su pipa. pasa que tenía ganas de conocer un poco más el país; tienen que entenderme, doce años en la selva lacandona, sin internet ni directv son nocivos para cualquiera. decí que en un momento vino un cinemóvil y pasaron, creo, el hombre araña o los capítulos viejos de linterna verde, no me acuerdo bien. entonces tuve una epifanía revolucionaria, en la que se me aparecía el che cantando clandestino de manu chao y me dijo que me olvidara de lo subcomandante marcos, que debía cambiar. muchos dijeron que más que una epifanía era en verdad una consecuencia lógica del intenso régimen a base de peyote que había comenzado un tiempo antes para bajar algo de peso; es que la vida sedentaria, sin revoluciones ni alzamientos válidos, te suma unos cuantos michelines... entonces, repito, tuve la genial idea de cambiar de nombre. de ahora más, mis queridos cuates, me conocerán como el delegado zero. decime si no es un buen nombre. copado. ya lo registré en internet. y tengo el contrato para merchandising con televisa que, a cambio de la exclusiva, me regalaron la moto. está copada la yamaha. tanto la quiero que también tuve que darle un nombre: sombraluz. ah, qué inspirado estaba por aquél entonces. ahora me voy a pasear. contra el malllllll, el delegado zero. ah, cómo quiero a mi país, parís.