miércoles, noviembre 16, 2005
my name is bond, james bond
vuelvo a un tema pasado: los nombres. y sólo para dejar sentado una nueva categoría. ya había quedado claro lo de los nombres menemistas, mal que le pese a muchos. como es moneda común extender la década menemista al engendro de la alianza, se repitió la norma. ahora, bien, el descalabro duhaldista dio pie para que pisara fuerte la ola progre de la mano del inefable k. entonces comenzaron a aflorar nombres nuevos. los dos más llamativos de esta lista se hicieron carne un día en la plaza de acá a media cuadra. jugando en el arenero, f empezó a prestarle juguetes a otro chico. su padre, en un especie de mono, el cantante de kapanga. no hay clasismo en la descripción, sólo un muestrario de la variopinta parroquia del arenero. cuestión que, a la hora de partir, el tipo le dice, dale, caetano, devolvé los juguetes y vamos a casa. ¡caetano! todo bien con el brazuka este. pero por la pinta del padre me espera algo más rocker, más luca, más mano negra... pero bueno, seguí como si nada. caetano. y se hizo la hora para que nosotros volviéramos al tupper del décimo piso de la calle ugarte. y, al hacerlo, otro infante muy menor casi me lleva puesto porque corría mirando para atrás, a su abuela que lo vigilaba... cuidado, vinicius, mirá para adelante, le gritó la vieja. ¡vinicius! ¿vivo en el búnker de la bossa nova porteña?