martes, noviembre 15, 2005

 

dopo vacances

vuelta al trabajo. había que pensar cómo hacerlo. encima, primero debía ir al cine. a ver elizabethtown. una película que a mí me gustó aunque sé, de antemano, que va a recibir críticas dispares, como ya ocurrió en otros lados. es que cameron crowe me puede (sacando, obviamente, la terrible vanilla sky). (aún recuerdo el impacto de almost famous en nuestro cronista en niúiorc cuando la vimos una noche en el village -recoleta-.) cuestión que debía salir de casa y tenía que elegir una música funcional acorde. por primera vez en mucho tiempo desistí de coldplay y keane. y me puse a mirar los discos. esa pila de discos que algún día tendré que ordenar. todavía me faltan a) ganas, b) espacio y c) ambas. busqué y busqué hasta que dí con un disco que consideré apto: new adventures in hi fi, de rem. la elección no podría haber sido mejor. y, contento, me fui al abasto. y me reencontré con los críticos amigos. y de los otros. ¿de qué se habla antes de ver una película? no de cine, por supuesto. la tautología en el medio está vista con resquemor. ojo, sí se pueden hablar de películas, pero sólo cuando otros temas están acabados. entonces, hablamos de fútbol. y del enojo por lo del sábado. con uno le dábamos cuerda a lo que había pasado. hasta que llegaron dos hinchas de independiente y el tema fue otro. de ahí, a hablar de shangai y la posibilidad que aún no sé si se cumplió, de que puerta ingresara en el masters en reemplazo de otro. y nos cagábamos de risa de los cuatro argies entre los ¿ocho mejores? y de las supuestas lesiones de nadal que, para mi amigo -por otro lado- vijai le suenan más a un no te drogues tanto de wainraich o cómo se escriba. y entramos a la sala. y lo primero que percibís de una peli de crowe es su música. es uno de los pocos directores que, con música contemporánea, aporta al relato mayor riqueza. y sí, al primero que vez después de orlando bloom es a alec baldwin. tiene una intervención pequeña, pero buena. ja, lograste que toda una generación vuelva a andar descalzo le dice al soon to be unemployed bloom tras haber fracasado con el diseño de una nueva zapatilla. y de ahí, volar a kentucky y encontrarse en el avión con una azafata de los más simpática -kirsten dunst- hay un paso. y si dejás de lado las oh, casualidades, te importa todo un pito y te enganchás con la peli, que para esta altura no voy a contar más. termina con un happyending que no involucra la vuelta a ser millonario y, si bien las más de dos horas te dejan como exhausto, decís que estuvo bien. que el tipo sabe contar. contar. contar contar. sí, contar una historia. tiene baches, bastantes, pero no empañan los buenos momentos. y entonces la ida al diario ya se hace a otro nivel, más relajado. es una buena forma de empezar la semana, con una buena película y su música dando vueltas en la cabeza. pero, chan, llegás a la redacción, y el mismo de siempre te ladra. no soy una mina, así que no me pongo sensible. contesto mal y no me jodas. si me querés bueno, no me rompas. las cosas se van recomponiendo con el tiempo y, para la hora de regresar al tupper del décimo piso de la calle ugarte, la actitud es otra, máxime si en el discman hay un disco nuevo, recién salido del horno de sony-bmg que me mandó extraordinary machine de fiona apple. lindas canciones, mejor voz. no me coooopa, pero qué agradable transforma el periplo en colectivo desde el bajo hasta los pagos de belgrano y la posterior remontada a pie por la calle monroe.

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