jueves, noviembre 10, 2005

 

chip´s

apuntes de las vacaciones. percibí, metido entre los bosques de mardelaspampas, que el bendito derrame de la economía argentina actúa de formas misteriosas. por ejemplo, en el único cajero de este balneario. allí no había plata. el camión de banco provincia no había pasado. pero sí había una persona en su interior. no un homeless, al menos en los papeles. era un cana. un policía de la bonaerense ajeno a los desmanes marplatenses que se gana su pan custodiando el cajero. sí, el aparato. el hombre estaba adentro. tenía una silla, mate, un diario popular y la radio. nada más. viste cuando se robaron los cajeros el verano pasado, bueno, éste era uno de esos, me explicaron. desde entonces, el directorio del banco provincia decidió que era más barato tener a una persona ahí metida que instalar una cámara de seguridad. está bueno, si se lo mira desde la óptica hombre-vence-máquina. aunque tiene algo de servilismo feudal poner a custodiar un aparato que vale más que la vida de esta persona, a quien nadie custodia. raro lo de mardelaspampas. sobre todo si se tiene en cuenta que a toda hora pasaban móviles (serían dos al menos) de la bonaerense. recorrían el lugar de arriba a abajo, labor que se complementaba con los móviles también de la compañía de seguridad privada, que van de un lado a otro donde suene una alarma. que suenan todo el tiempo y que la primera noche no nos dejó dormir por un rato. el otro rato se encargó de interrumpirlo f, pero ése es otro cuento, de esos chotos que estoy mandando desde hace rato. tampoco es que se robe mucho, de hecho las más de las veces suenan accidentalmente. ay, la policía, esa institución tan difícil de abordar. me ponía a pensar, sentado en la arena con el viento frío típico de las playas argentinas taladrándome la cara y que tanto me hacen añorar otros destinos, incluso los no conocidos, o sea casi todos, pensaba, entonces, en la relación que se tiene con las fuerzas del orden. digamos que, con razón, la clase baja la odia. es palpable. los uniformados siempre se la agarran más fácil con los que menos tienen o los que aparentan que menos tienen. presunción de delincuente, pensarán con su limitado secundario (argentino) aprobado. y ahí van a palpar de armas y hablarte mal. en cambio los de clase alta, los tienen de aliados. a menos que seas la oveja negra institucional de la familia y te lleves a las patadas con los canas en las reuniones familiares, pero que al verlos los putees como si fueran el hermano del jardinero que lo está suplantando por un día porque estaba enfermo y no entendió la consigna: como el orto. en cambio, la clase media o mejor dicho los clasemedieros, que sería un estadio pensante de este estrato, los mira con reticencia y amor intermitentemente. o sea, se escandalizan -me escandalizo- cuando veo en policías en acción cómo estos tipos pueden romper la puerta de departamento de un complejo habitacional de dock sur y cuando tienen al tipo -siempre joven- que vive ahí éste les dice que se equivocaron de edificio, que sí, que era el cuarto b, pero del bloque h y no i. o sea que de prepo los canas te hicieron mierda la casa, que no van a pagar y encima se equivocaron. también me escandalizo, protesto, cuando sin mediar palabras -y siempre a través de la televisión- me entero de que boletearon a alguien al boleo o de puro brutos que son. yuta puta, repito. y miro intranquilo desde la ventana del tupper del décimo piso de la calle ugarte a ver si hay alguien robándome el auto. porque, en definitiva, ¿dónde está la cana cuando se la necesita? lo que lleva al lugar del amor en esta cuestión. porque me imagino a todos los que vayan a alquilar casa por quince días en mardelaspampas preguntando en la inmobiliaria cómo está el tema de los robos. clasemedieros con la plata justa, no tienen ganas de que cuatro delincuentes, ¿drogadictos?, te amarguen la salida. y entonces respiran tranquilos cuando les avisan que pasa la cana por la puerta de su casa cada una hora. uf, qué bueno, piensan, y dejan sus morlacos en las arcas mardelaspampenses. y vuelven a buenos aires contándole a la familia que van a estar en un lugar seguro. custodiados por la cana. sí, esa cana que odiás cuando la ves en la tele. que degrada y humilla a sus trabajadores, primero, poniéndolos a custodiar un cajero sin plata, entre muchas otras humillaciones, y luego a los que no tienen la suerte de haber crecido con algo de orgullo de clase en su sangre y que, habituados por continuas requisas arbitrarias, no dudan en decir que prefieren un policía muerto a uno vivo se lo encuentran en la calle. yo, en definitiva, a la cana la soporto. me han humillado también en alguna oportunidad, en un departamento alquilado en miramar a los 17 y recibí de parte de uno, que se robó una cortaplumas y algo de guita de mis amigos, una sonora cachetada.

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