jueves, octubre 13, 2005
soliloquios
hoy estuve manejando bastante. manejar es algo que me gusta. tuve que ir a la policía de vicente lópez a inventar que me habían chocado. para hacerle la gamba a una persona conocida sin registro. ah, las cosas que se hacen por la famiglia... algún día me las cobraré con creces. (¿o no será que mis acreedores me están cobrando a mí?) whatever (que en inglés y en castellano comparte la misma economía de palabras), para seguir con la onda de mi amigo hernanii. la cuestión es que el viaje en auto fue como un bálsamo: a la mañana, después de la declaración falsa (y me la banco), salí para el laburo pero, como aún faltaba una hora, di un rodeo. un rodeo en mi jerga es sinónimo de meterse en barrios poco transitados por mí. es decir, cruzar la general paz por el puente de la cancha de platense, doblar varias veces, llegar a parque saavedra -linda plaza, redondita-, paroissien o algo así, balbín, deambular por belgrano r y adyacencias... qué sé yo. luego, enfilar por los incas para el oeste, pasar por el club arquitectura, luego agronomía... mientras tanto, la calle te devuelve una imagen que sólo imaginás en provincias: calma de mañana de sol apacible y con calorcito, lejos de las urgencias del centro. con las viejas caminando despacio, tipos sentados con todo el tiempo del mundo en los bares y cosas por el estilo. retorno al volante y doblo en nazca. conozco esta ruta por vidas pasadas antes de ingresar a tiempo completo al tupper del décimo piso de la calle ugarte (y acá la paro porque todos sabemos por qué). al rato, me hallo bajando por directorio y su magnífica onda verde. san juan y el bajo. a la derecha en azopardo y no hay lugar para estacionar frente al diario, algo muy raro. y no quiero pagar parquímetro. como si alguien me la hubiera enviado, una grúa con cana pone multas incluido se paran frente a la puerta y desalojan una gran camioneta blazer. o sea: me liberaron el espacio, como si supieran que yo llegaba. en fin, una de las tantas divagaciones que se pueden sostener en un auto cuando no tiene equipo de música, sí se cuenta con suficientes cigarrillos y toda la paciencia del mundo. momento ideal para soliloquios interiores tan profundos que luego ya ni recuerdo de qué iban. pero como que siento que la cosa estuvo buena y se trasladan al semblante, amable por lo que resta de la jornada (incluido el 0-1 de argentina-uruguay).