martes, octubre 11, 2005
catching up
pasó el huracán. en este caso uno más benigno. pero que revolucionó al tupper del décimo piso de la calle ugarte. familia -política en mi caso- de costa rica que vino a biei a dar una vuelta y preparar su retorno. (¿habría que llamar a clarín para avisar a ver si hacen una nota sobre los argentinos que regresan gracias al milagro k?) onda, entonces, que por una semana perdí a m. que estaba atareada yendo y viniendo con su hermana. y f a mi cargo. que estuvo bueno. por eso de los lazos padre-hijo que se forman a tan temprana edad y que marcan vidas. ja. creo que b nunca se acercó demasiado y así estamos. lo más saliente de esta casi semana de ausencia bloggeril fue un diálogo escuchado en el colectivo en el que un yuppie (onda que tenía todos los clichés encima: pelo para atrás, saco oscuro con rayas blancas, corbata con nudo gordo, colgado del celular y voz de pelotudo -sobre todo cuando llamó por segunda vez a su madre-) aseguraba que un comedero nuevo de sushi de paraguay y no me acuerdo cuál (¿era arévalo?) había sushi del bueno ("es nuevo, y por eso tiene merca de primera", justificaba con su lógica de novedad). y nada, que al tipo, encima, cuando me voy a bajar del 130 en monroe, lo veo haciendo jueguito con el celular. sí, jueguito, lo revoleaba en el aire, abierto, para el efecto luces azules del teclado en la oscuridad del último asiento. y me bajé del bondi sonriendo. no de suficiencia. más bien de incredulidad. y admiración también. porqué no. admiro a la gente que tiene su vida resuelta de esa manera. celina salía el jueves con amigas, ergo, él tenía que salir también. a emborracharse. "quizás después vamos a rumi", le avisaba a un amigo. "y mañana me das el cheque, antes de irme a punta del este", seguía. un capo. y el fin de semana, yo, acá en buenos aires. sábado con mi hijo. domingo de almuerzo familiar (político) y vuelta a casa para el partido de argentina. que me pareció muy aburrido. hasta que messi la paró de pecho (la durmió completamente) y en la repetición se ve cómo el pibe, sabiendo que tenía completamente dominada a la pelota, mientras ésta bajaba muerta y se quedaba atada a su botín, él ni la miraba, tenía la vista pensando una jugada... me quedé pasmado. y con f gritamos uh. porque f aprendió a hacer uh, además del ¡vamos! que le había enseñado en otro momento (aunque dedicado al tenis, hay que decirlo) y el ¡gol!, cuando eventualmente aparece. y hoy ya no fui a trabajar, aunque esta vez, con aviso previo. y ahí sí, con hermana en vuelo a su hogar, el tupper vivió un hermoso family day. que yo te cocino al mediodía, y si querés te hago una torta (que me salió muy rica) y vos lo hacés a la noche. y entre todo esto leés algunos diarios. y lees la columna firmada por hernanii en perfil y te alegrás mucho por él y le asegurás por este medio que en breve, cuando me devuelvan mi máquina de fotos, le manda el click en cuestión. ahh... la vida. un rato te pasa por encima, te aplasta en serio y de pronto sale el sol y ya no pensás más en nada y te dedicás a pasarla bien, por un día no hay nada que te aleje de tu objetivo y te das cuenta de que cuando f mira la panza de m y dice "hermanito" tenés cara de publicidad de escarpines y corrés al espejo para verte y dejarte grabado en tu memoria que sí, que hay días así, que ocurren y que todo lo demás te importa un carajo. al menos por un rato. faltaría un gracias a dios pero eso no lo vas a encontrar en esta página.