miércoles, septiembre 07, 2005
premeditado en parte
mañana le haré una visita sorpresa y, oh sorpresa, se sorprenderá. y caminará hasta mí y me estrechará la mano, entre sonrisa irónica, incrédula y una más que no recuerdo. jajajaja, cómo andás y un café en la esquina si tiene bar ahí. sino, hasta luego, después seguimos. y sí, hasta la vista. avisá cualquier cosa. ocá, ocá. see you. suena a plan perfecto pero temo arruinarlo. siempre pienso en demasía estos encuentros. pero la premeditación poco ayuda, ya que nada impide que luego haga otra cosa. y termine solo caminando por plaza san martín, buscando un papel en el suelo con una flecha que me indique la dirección correcta. al menos una equis para saber si abajo hay tesoro o no. la casa tiene necesidades. y yo ni te cuento. a veces necesito gritar y no lo hago. aunque el otro día me descargué. grité como cinco, seis veces, a viva voz, a flor de cuello a etcétera en decibeles. y tomé aire. di una vuelta y volví como perro fiel temeroso del palo del amo castigador. y estaba lejos de plaza san martín y de la localidad homónima también. siempre parece que estoy lejos, en realidad. aunque esté acá al lado, tan cerca que te puedo tocar. pero no lo hago. como no hago otras cientos de miles de cosas. de las buenas y de las malas. ya habrá tiempo para probar de todo y después te cuento. ahora tengo otras cosas en la cabeza. más de las que me recomendaría el médico. o el psicólogo que me atendió por última vez en... ni me acuerdo el año. sólo sé que era en el hospital de san isidro. buen tipo el hombre. no necesitaba que yo hablara. quizás para él era más fácil: cobraba por mirar cómo un pendejo miraba el techo. y así en este país se hace rico cualquiera. un empujoncito, entonces y a la vida hermano. aunque creo que le faltó una cocción. o sea, a mí. pero ese es otro cantar y no hay que andar confesándose acá. y faltan menos horas para mañana y ya me estoy arrepintiendo del plan. me da fiaca. ya veremos. y entonces dejo fluir la conciencia y ahora se me ocurre que yo debería escribir "la canción argentina". ¿te imaginás? ¿en qué ritmo lo haría? ni idea. estaría bueno, cool, jeje, butthead... y mirar tele hasta morirme... jejejeje... beavis... por favor, basta. ya sé lo que necesito: una idea rectora que al menos guíe las palabras que escribo acá. que tengan un mínimo de coherencia para no tentarme en borrar todo y dejar pasar tres días más sin un post, sin este acto sin sentido que sin embargo alimenta mi ego de cierta forma. y en ese aspecto estoy famélico... ajjjj, ya me parezco a una llorona que conozco y que no quiero emular en lo más mínimo. up, tinelli in my head, pum para arriba, hasta el 13 y to the infinity and beyond! pero no mañana, porque para mañana tengo preparada una sorpresa que no será tal porque está anunciada y ya me da paja hacerla o sea que la sorpresa pasa a ser no hacer la sorpresa y a esta altura la palabra sorpresa tiene una resonancia tan gay en mi cabeza que mejor alejarla hasta otro momento y pensar en una palabra que la pueda sustituir sin tener que borrar todo lo escrito anteriormente para que sepan que en verdad nunca pensé en la palabra sorpresa cuando me dispuse a pensar en una sorpresa que no será tal ya que en mi mente se llama de otra manera. capisci? entonces quedamos en que si mañana me ves no será una sorpresa y por favor no me la nombres porque me voy a poner mal. y cuando salga, al nover ninguna flecha me voy a deprimir un poquito al menos. ahhhhhhhh... ése sí es un tema. pero para otro momento: la depresión. cómo me divertía estar deprimido. y sí, la palabra es divertirme, porque si bien mi exterior daba la imagen de tipo totalmente hosco y retraído, por adentro me gustaba ese look loser postadolescente. qué vital para mí fue, entonces, la adolescencia tardía. ¿se lo tendré que agradacer al cadáver del cura del colegio? no creo. porque nunca, supongo, se propuso cagarme la vida. y ahora sí estoy hasta el cuello de boludeces. el tupper del piso diez de la calle ugarte huele a mierda y no es dinamarca. ja, ya quisiera, si solo mi abuelo hubiera hecho el trámite a tiempo, ahora estaría tomando una cerveza fría en la península de jutlandia... my fatherland... desde orson, llamando a la tierra, me despido, no sin antes dejarles esta reflexión: es más fácil suministrar un remedio cuando el niño está dormido que cuando está despierto. posta.