calixto

no sé. miro y remiro la foto del post anterior. está claro que, en gran medida, esa casa es un objeto de deseo. tiene a simple vista todo lo que me gustaría que tuviera una casa mía. pero incluye un gran dilema: su ubicación. se trata de un barrio cerrado. apartado. reconozco, antes que me caigan encima todas las críticas posibles, que está bueno vivir en un ambiente neutro, de aparente tranquilidad, capaz de poder ostentar una casa semejante sin que nadie te entre o te esté esperando cuando sacás el auto. precisamente por esto último es que también me produce rechazo: ideológicamente reniego de los barrios cerrados. no por ser un producto acabado de la (¿gran?) década del 90 para el imaginario clasemedista que pudo aguantar en su statu quo la andanada liberal. sino porque implica el encerrarme en un lugar de prepo. y no me gusta eso. no me gusta, a parte, tener que agarrar el auto cada vez que quiero ir a comprar algo. no me gusta que indefectiblemente implique que haya que ir una vez por mes al supermercado para programar todo el consumo de treinta días porque sino después da fiaca al no tener un chino enfrente para cruzarse cuando a uno se le da la gana. por otra parte, es lindo el verde y todo eso, pero lo importante no está dado en la envergadura del campo visual sino en cómo lo disfrutás. y, volviendo a la casa, resulta paradójico que sus dueños hayan elegido un lugar cerrado para mostrarse 24/7 a sus vecinos. porque, seamos claros: la exhibición que implican las parades vidriadas es mucha. y si criticás a gran hermano, no pongas esmerilado en los ventanales del baño. no sé, impresiones de ver esa foto una y otra vez.