martes, agosto 16, 2005

 

no war

al final no pasó nada. venía con todas las ganas de pelearme. de discutir y de declarar mi total inocencia (aunque sabía que era mentira). pero el tipo reculó. se comió los mocos. o, quizás, entendió que de vez en cuando me da paja venir a laburar. ocurre que ayer, pleno feriado y cómodamente instalados en mis dominios pilarenses, opté por mentir: no, que estoy varado en rosario y no puedo volver. ajá y cortó. la experiencia indicaba que estos arranques de enojo-capricho por parte de mi muy poco ortodoxo jefe se iban a prolongar por un buen rato. pero no. rápidamente enterró el hacha de guerra y no había pasado media hora y ya estaba todo en una ficcionalizada paz. zafé, dije. pero hay algo que no me cierra. tan poca determinación de su parte para la guerra no me cierra. de algún lado llegará el tiro. por eso estoy agazapado, esperando el golpe. ah, la carrera de ratas diría uno. no sé si eso se relaciona con mi trabajo, aunque las ratas por acá abundan, son muchas y algunas muy molestas. pero ya no tengo ganas de pensar en eso. ahora estoy mirando por la venta y veo que el cielo está demasiado gris para mi gusto. al menos para el gusto que uno se forma cuando no está en su casa. supongo que mirando el mismo cielo desde el décimo piso de la calle ugarte la cosa sería otra: me darían ganas de meterme en la cama y que se caiga el cielo. qué sé yo, es ése sálvese quién pueda total el agua al piso 10 no llega. a veces tengo esos arranques egoístas. y me los banco. así que, sin mayores disgresiones, espero que no llueva porque no tengo ganas de mojarme hoy. hoy no.

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