viernes, julio 29, 2005
goodbye, mr chips
no tengo pasta de docente. al menos no por ahora. un amigo me ofreció dar una charla sobre crítica de cine en un colegio secundario. alumnos de quinto año. bien temprano. y dije que sí. pensé: hablo de esto y lo otro, tardo más o menos media hora y el resto, q&a. error. como dije, siete menos diez en pie. subte proletario (por mis compañeros de viaje) hasta callao y bajada por la avenida hasta guido. las cumbres, se llamaba el colegio. supongo que será por los tres pisos por escalera empinada y derruida que tuve que subir hasta la clase. no había tomado café y mi sueño se notaba más allá de mi suciedad. dolor de cabeza incipiente y un pequeño alumnado de adolescentes en ebullición. y empiezo la charla y los chicos escuchan. muchos ehhh, esteeee, asííí y, en definitiva, nada en concreto. a los cinco minutos me quedo seco. mi amigo me mira. ¿y? seguí, me dice con su mirada. a esa altura, a los niños los perdí. se fueron por las ramas, ruidosos pendejos. qué ganas de zamparles una piña. o tirar frases del estilo: forro, no me rompas las pelotas. y a remarla hasta las nueve y cuarto. y mientras veo la dinámica de la clase. con los pibes sentados todos en el frente, las niñas detrás. todas feas, menos una que se acomoda en una esquina, al fondo. tiene el buen tino de preguntarme por garden state. yeah, baby, compartimos la misma sensibilidad. y me hago el sensible. sólo, don´t stand so close to me... pero no, no soy de esos. además, el sueño impide cualquier tipo de hacerme el simpático. y nada. posta. porque encima un gordo insoportable bardea. y mucho. piensa que es inteligente, como yo hubiera pensado que era inteligente a su edad. y por eso lo perdono. pero la hace la vida imposible a otro, medio lento este, que ¡toma apuntes! justo adelante mío. quiero ser director de cine, me dice entrecortado, nervioso. o no sé, agrega, porque todavía estoy haciendo el test vocacional... me mató. es el nerd de la clase. y el gordo lo jode. y no dudo de que sería hasta justificable si un día el pendejo este aparece y le pega un tiro en el recreo al gordo. lo felicitaría, es más. pero me mantengo impávido. no es mi clase. no son mis alumnos. pobre mi amigo. me quiero escapar. salir de ahí. no tengo pasta para docente, repito. no soy pedagogo. y menos babysitter. y nada, que al final estuvo interesante, como experiencia. que otros enseñen.