sábado, julio 09, 2005
ex marginal
estoy en regla. luego de dos años de manejarme fuera de la ley, volví al redil de los hombres correctos. ocurre que en julio de 2003 mi registro caducó. en el momento me dio fiaca volver a hacer el trámite. y dejé pasar el tiempo. tanto que al año ya me daba vergüenza acercarme hasta empedrado para renovarlo. lo peor es que, mientras tantos, fueron varias las personas que me prestaron en reiteradas oportunidades sus vehículos para trasladarme a todos lados. es más, hasta hice viajes largos como rosario o mar de las pampas. eso sí, siempre evitando a toda costa a la policía. adquirí, en ese proceso, un don admirable para ponerle cara de póker a los canas en los retenes. tuve que hacerlo a la fuerza, porque tanto en las salidas al norte por cabildo o libertador, invariablemente todos los días hay unos cuantos. y siempre busqué poner mi mejor cara de padre de familia preocupado por la seguridad y esas cosas que a todos nos importan. nunca me pararon. nunca de los jamases. jamás de los nuncas. por suerte. con este vital documento en la mano, miro atrás y me asombro de mi irresponsabilidad, máxime no por lo que hubiera pasado si me paraban, sino por las consecuencias que, por ejemplo, podrían haber acarreado para el dueño del auto y para mí un eventual choque, disputa o multa. sí, fui algo inconciente. y eso es, precisamente, lo que me atrae de toda la situación. estuve al margen de la ley. fui un lúmpen motorizado. coquetié con el lado oscuro y salí indemne. en fin, falsa adrenalina que estimula a un hombre casado. supongo que si buscaba sensaciones similares mejor hubiese sido hacer bungee o algo por el estilo. pero ya está, ahora soy legal. y eso que me costó. porque fui al registro e hice el trámite. pensé, ingenuamente, que me iba a presentar ahí y listo, un trámite corto. no. oblé 85 pesos y me mandaron a hacer examen de ojos. resultado, ok. pero, de ahí, a un examen teórico. y no había estudiado. era largo. y me daba vergüenza estar sentado entre adolescentes de 17 haciendo lo mismo. pero lo pasé con 76/100. nada mal. de ahí me fui al hipódromo para el práctico, porque ésa era la segunda parte. iluso de mí. pensé que podía llegar manejando como lo hice, dar el examen y listo. por suerte había dejado el auto a algunos metros de distancia del portón. el hombre de turno me explicó que debía venir acompañado por alguien con registro habilitado. zas. regresé a los dos días hábiles acompañdo por padre (qué onda llamarlo así y no papá, o mi papá o mi padre, padre, suena muy liniers). resulta que estuve a punto de rendirlo esa mañana porque padre también tenía el registro vencido (se dio cuenta ahí, había pasado hace sólo tres días). pero una breve charla, sin coimas, lo convenció al hombre y me dispuse a someterme a sus designios. primero estacioná ahí. lo hice, con algo de dificultad, lo admito, pero lo hice. dejaste el auto alejado, me dijo; no tanto, traté de calmarlo y comenzar un diálogo amable, casi cómplice. seguido, el tipo se subió (yo estaba con cinturón de seguridad puesto, of course). esquivá los conitos, me ordenó, y fijate de no romper una regla, me advirtió. esquivé uno y otro y otro y por ahí no puedo, señor, ¿por qué?, porque hay doble línea amarilla, muy bien. qué dice ese cartel, y ése otro, y ése, doblá a la izquierda, muy bien, pusiste el guiño, y ahí hay más carteles y un cruce escolar, y ¿a cuánto hay que pasar por ahí?, ¿a 20? muy bien... uf, yo le contestaba casi como niño que aprendió la lección y el tipo parecía escucharlo serio. no sé, yo en su lugar me estaría cagando de risa, o al menos, tratando de cagar al tipo que maneja si estoy en un mal día. pero pasé. y ahora tengo mi registro. y estoy contento. aunque ya no sea un marginal. aunque ahora pueda circular cerca de los canas. ahora me pueden parar. y tengo licencia para chocar. ¿dejaré de ser tan cuidadoso?