viernes, junio 24, 2005

 

a propósito de todo

no es mi intención escribir acá sobre literatura. tampoco sobre política. mucho menos meterme en una discusión a la que considero ajena, lejana. pero, leyendo sobre polémicas literarias en tp, me atrajo una línea citada por quintín (not my kind of guy) que me remitió a otro sitio, elinterpretador.net. ahí había un ensayo-nota-escrito de una tal elisa kalish (sin ser despectivo lo de una tal) que me interesó. me gustó, bah. y leí después lo que publicó este mes (http://www.elinterpretador.net/15ElsaKalish-PutaHayCadaveres.htm) y me gustó aún más. pero no porque comparta o disienta con lo que escribe. no. sino, porque encontró la vuelta para descubrir/describir a una generación. por sus datos, nació en el 76, tres años después que yo, lo que la hace contemporánea mía. obviamente habrá gente que considere al 76 como quiebre generacional, pero no creo que sea así. más bien, me une a ella una línea de pensamiento que no se define no por falta de voluntad, sino porque no encaja en las definiciones que hasta se han brindado acerca de esa generación. o sea, no somos pre golpe puramente hablando, ni tampoco pos golpe, o sea, los 80, principios de 90. somos la generación de los reeducados, los conojillos de indias de la revolución cultural de mao en versión criolla, los que trataron de inculcarnos una forma de ver, no entender, los años pasados. con nosotros practicaron. y la mezcolanza es terrible. sanamente terrible. porque veo que hay gente a la que no le gusta que lo encasillen. al menos es lo que entendía tras leer lo siguiente: «Durante mucho tiempo me asumí como una hija del proceso –nací un mes antes del Golpe– y no hice otra cosa que hablar mal de mis padres, mis tíos, y los amigos de todos ellos, porque en cada “reunión”, en cada fiesta en que los veía y sacaba el tema –estoy hablando de todas personas de clase media para abajo– me hacían callar con el siguiente argumento: vos no podés hablar porque vos no lo viviste... mirá, yo nunca tuve tanto laburo como en esa época ni camine tan tranquilo por la calle. Al escuchar estas afirmaciones yo me enroscaba en discusiones absurdas, patéticas.
Hoy ya no discuto con ellos, ni acepto sus argumentos, claro, pero tampoco creo que aquellos que tomaba por héroes para oponerlos a la miserabilidad de mis viejos que se dedicaron a criarnos y laburar para que mis hermanas y yo creciéramos lo mejor posible, sean un ejemplo de nada.
Lo que sucedió en Argentina desde los 70 para acá es horrible, pero el relato que se ha construido sobre toda esta época no es menos triste. Acaso mi generación no se ha sentido interpelada más de una vez por reventados setentosos que le han bajado línea. Nosotros éramos promiscuos, banales, drogones, estúpidos y funcionales al sistema, no como ellos que lucharon por un mundo mejor. Para no hablar que el relato sobre el horror y las víctimas del proceso opero como una golosina que los poderes en la Argentina le concedieron a intelectuales, izquierdistas y progres para que se engolosinen con ella mientras a su alrededor el horror seguía y sigue operando
.» ¿me explico? no sé, ya me cansé. nunca fui bueno en reading comprehension. pero esto me interesó. y no quería dejar pasarlo.

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