jueves, noviembre 27, 2008

 

sabelo...

...si la gente supiera lo bueno que es ver una cara conocida en momentos difíciles, seguramente dejaría lo que está haciendo y acompañaría al amigo necesitado. no te juzgo, pero sabelo.

martes, noviembre 18, 2008

 

mmt

en algún lugar hay que brindar. ha regresado la magical mystery tour; esta vez no fue a lo largo de la pana sino en los bajos de nuñez, cerca de river, cerca de un cuarto de libra con queso. extra cheeeeeeeese. después decí que no teníamos refill. no sos vos, soy yo.

viernes, noviembre 14, 2008

 

frase del día

[escuchada por ahí.]
*mamá, ¿ustedes, con papá, no tienen ningún proyecto?* simplemente genial.

 

cold case meets csi:ny [afuera sinise, adentro herananii]

me había malacostumbrado a los tp. ahí hernanii escribía de vez en cuando [últimamente, más cuando que de vez] y creía que, a la vista de internet, estaba en otra. en parte es así. y en parte no. porque revisando listas de blogs viejos, volví a hernanii. lo tenía abandonado. de hecho, nos debemos una charla mutua más interesante que la última, que sólo utilizamos para cambiar felices cumpleaños a más de 10.000 km. pero cuestión que entré y me encontré con rapunzel o lo que sea y lo veo al muchacho investigando la muerte de una muñeca rusa [o investigando a los que investigan la muerte de una muñeca rusa] y, como siempre me ocurre con herananii, me doy por satisfecho cuando llego a la marquita del final. y también me veo que el día de su onomástico, el 5/11 subió una nota que escribió para la rolling stone argie. tengo que ser más seguidor. me estoy quedando afuera. el calor afecta al tupper del décimo piso de la calle y a todos los que lo habitamos. necesitamos una verano en el mar. así que, suerte hernán.

 

elseñorgordoasqueroso

ayer descubrí que el subte postlaburo está hecho para el invierno. no da salir con sol, caminar unas cuadras -con algo de calor, sí- y meterse abajo a apretarse con otras 300 personas por vagón. o sea, no da ni en pedo. si te cuento que ayer, por caso, me subí medio como a presión, y atrás entró un gordo. pero un señorgordoasqueroso, como para diferenciarlos de otros gordos y que no se vengan al humo. cuestión que estoy ahí, parado, tratando de que el saco que cuelga de mi brazo no se impregne de sudores ajenos [bastante tiene con los míos] y el señorgordasqueroso no tiene mejor idea que echarme su panza en la espalda. ok, el subte está hasta las tetas; no tengo porqué sentirme ultrajado; y, además, gracias al congreso, el tipo no es que se pasó de pastas y vino sino que tiene una enfermedad. pero, entendeme, no era un gordo obeso. era un señorgordoasqueroso. con cara de lugar común de señorgordoasqueroso y todo. y si hubiera sido un gordoobesocormillot hubiera sentido el mismo asco. y te explico porqué. yo tengo una teoría sobre la convivencia en el subte. se trata de evitar que el entorno sienta algún tipo de abuso/contacto indebido. o sea, si la superpoblación bajo tierra me lleva a apretujarme contra una mujer [linda, fea, da lo mismo] es como que trato de alzar las manos para que, de existir un roce físico involuntario [no, en serio, nunca se me ocurrió apoyar a una mina en el subte o tocarle el culo; posta]. cuestión que antepongo mi antebrazo a su físico y que sienta que mis manos están levantadas. con los hombres lo mismo, antepongo el antebrazo entre ambos, como para que el otro note que, pese a todo, quiero mantener un mínimo, ínfimo, espacio vital entre ambos. que el estar apretados no signfique estar tocándonos innecesariamente. pero volviendo al señorgordasqueroso, resulta que el tipo entra después de mí y el muy ignorante parece que no conoce mis reglas de convivencia subterránea, por lo que me apoya la panza en mi espalda, casi sobre la piel, porque mi camisa y la camisa del tipo poco hacen para demostrar que están ahí. o sea, de nuevo, si me apurás siento los pelos de su ombligo. te lo quiero graficar para que entiendas mi asco. no soy un maniático, soy un tipo con un dejo de sentido común y de amor propio. al señorgordoasqueroso parecía no importarle y así se quedó. decí que en bulnes ya empieza a escasear la gente y para plaza italia el señorgordoasqueroso no pudo sostener más su charada onanística-frotadora y se tuvo que correr [espero que no en sus pantalones]. realmente me sentí mal. me puse mal. y cuando llegué al tupper del décimo piso de la calle ugarte sólo pude refregarme con cosas húmedas porque el baño lo estaban usando y así me saqué esa impresión. así que, donde quieras que estés, señorgordoasqueroso, andate a la puta que te parió, degenerado.

jueves, noviembre 13, 2008

 

ya colaboré


ayer a la tarde aporté mi granito de arena, o 40$ con el cheque que mi laburo me regaló para gastar en el ateneo a raíz de mi cumpleaños, para que esteban schmidt se convierta en best seller. hasta ahora, no me defraudó la lectura de *the palermo manifesto*. que es mucha y buena. siempre sentí una inclinación especial por lo que escribe e.s.

martes, noviembre 11, 2008

 

de cómo la tierra se acumula en mis alpargatas

miro la pila de cosas que tengo que hacer. y la deshago. digo, hago todo lo que tengo que hacer. y siempre se me hace tarde para ir a dormir. pasa. como la lluvia y el calor. y los diez mandamientos del elector estadounidense. hay mucho para hablar acá, pero en verdad se está haciendo tiempo de que me pegue un viajecito por ahí. dar una vuelta. conocer mundo. y volver. siempre volver. se está tan bien en la querencia. se conoce al rancho, la china no molesta y los críos son de buena cepa. una empanadas, mate y a dormir, canejo. transformemos todo en una homenaje, tardío, al día de la tradición. eso sí, yo no quiero piquetes de abundancia. nunca me vas a ver en esa plaza.

 

capítulo ocho

[dedicado a una eminencia blogger, que hoy cymple años.]
[estuvo ausente, y al teléfono no lo atendió nunca. cuando llegó de brasil, escuchó los mensajes, pero eran más de lo mismo. prefirió dedicarse a bajar los videos y fotos que había sacado. sip, brasil estuvo bueno, pero terminó muy cansado.]
cierra el libro. era el que había buscado por años. y le daba cosa, entonces, empezar a leerlo. no quería terminarlo. y para evitar eso, leía revistas viejas. y repasaba cuadernos de otras fases de su vida. y cuadernos ajenos también. se quedaba en la computadora por horas. todo para no leer el libro. ¿le habían gustado los otros dos? sí. ¿por qué? qué sé yo. no soy de esas personas que recuerdan pasajes. apenas y guardo en mi memoria algún nombre de personajes o al autor. su acervo cultural es como una planilla de excel muy simple. en una columna van las cosas hechas, en la otra, dos sentencias según la ocasión: me gustó; no me gustó. entonces tenía los otros dos libros de la serie de hm entre el haber, en la casilla de me gustó. a tolkien, por citar a alguien a quien la gente de su entorno parece haber disfrutado, por ejemplo, lo tenía en el no me gustó. a una noche con sabrina love lo tenía en me gustó [con matices]. a la película de agresti del mismo nombre la tenía en las de no me gustó pero con un asterisco: julieta cardinali tiene tetas bizcas. así la vida se desliza en cuadraditos estéticos que, sin embargo, hay veces que pueden mutar. the beach, por ejemplo, no le gustó en la primera mirada. sí alucinó con trainspotting. pero dany boyle no lo convenció de una y con leo a la cabeza. pero escuchó el disco y entonces sí, entró the beach de nuevo y ya le gustó. y leo le empezó a cuajar más [titanic era un afirmativo]. y la captó. digo, no fue un manifiesto. fue una película. y está bien llevada. hasta, si querés, le gustó la versión para cine de american psycho siguiendo una rutina parecida: cuando salió del cine no le gustó; a los siete días la idea era otra. y, mirá vos, hasta hizo que releyera el libro que, por supuesto, le había gustado. pat bateman, en libro y con la cara de christina bale, entonces, al cluster del me gustó por dos. eso resolvía muchas cosas para él y lo hacían parecer simple. al menos era lo que pensaba la chica del celular. la que llamaba, no las de las fotos. la que lo llamó esa vez. y las anteriores. digo, era simple. simplemente inescrutable. o engañoso. o el capricho en el que se había sumido en ese año de su vida lo condujeron a la repetida acción de cliquear ignorar en el celular. no, no te voy a atender se decía cada vez que sonaba el teléfono. ya no vivían juntos. ya no comían juntos. y había dejado de coger hace algunos días previos al viaje a brasil. ni siquiera programaba esas cogidas. se encontraban porque trabajaban en el mismo lugar. y si alguien salía a atender a algún cliente insatisfecho, ella lo atendía a él. caía de rodillas y sólo le bajaba la bragueta. se la chupaba. tragaba y se iba. a veces se le sentaba, saltaba y se iba. cinco minutos por vez. a él le gustaba. le daba la idea de que se estaba cogiendo a maggie gyllenhaal en versión colega y sudaca. ella nunca hasta entonces se había comportado así. él tampoco. la distancia sensorial lo calentaba. pero un día dijo basta y ahora de vez en cuando escribe en su libreta de apuntes, que alguna vez piensa transformar en un manual de autoyuda para rupturas conflictivas, que el sexo sin amor es necesario para terminar una relación como es debido. o la calentura. o hasta que la próxima aparezca. pero ella no. ella debe haber leído en la cosmopolitan que así el macho alpha se aferra con ganas a la stacy malibú y que por eso debe insistir. pero falló. la cosmopolitan. y ahora volvió a lo de antes. y las llamadas se repiten a toda hora. y en todo lugar. y a veces se despierta a la noche -sin siquiera saber dónde está- para tratar de calmar a una persona que, ante los ojos del mundo, es normal, pero que a esta altura, ya dan ganas de empujarla por el balcón. todo esto lo piensa mientras, ahora, maneja hasta el campo. para en la cabina del peaje, mira a la mina y, mentalmente, la pone en la otra planilla de excel que encolumna su días, las de cogibles y no cogibles. y le sonríe y le dice buenas tardes y te enchastré la jeta en mi cabeza. gracias, quedate con las monedas, todo bien, no te preocupes. como acompañante tiene al libro. ese libro. no sabe si lo va a leer. lo lleva. está a punto de convertirlo en un objeto de afecto, en una de esas cosas que uno siempre moviliza consigo cuando decide dar una vuelta por algún lado: uno se lleva el reloj, la billetera, la laptop, el teléfono, el ipod, los parlantes del ipod, los cables del ipod, cargadores varios, cigarrillos, encendedor y ahora el libro. lo lleva. no lo lee. no creo que en todo ese fin de semana en el campo haya adelantado una sola hoja del libro. por esa cosa no de terminarlo. o por no saber, luego de la última página, en qué casillero de su planilla lo anotará.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?